miércoles, 31 de marzo de 2010

El ultimo baile



Retrospectiva de Yves Saint Laurent en París


"La moda, que es fútil, que provoca tantas tonterías y amasa tantos comentarios ridículos, no estaba a tu nivel. Su carácter efímero te hizo sufrir siempre"

Pierre Bergé


El pasado 11 de marzo se inauguró una retrospectiva, que surgió como un desafío, de la obra del maestro francés de la alta costura Yves Saint Laurent. La cita, en el Petit Palais de París, hasta el 29 de agosto. 307 vestidos de alta costura acompañados de una selección de fotografías, diseños, películas y la reconstrucción del taller del artista. Son los 40 años de creación de uno de los grandes artistas de la costura del siglo XX. La supervisión de la muestra corre bajo la atenta mirada de la actual primera dama francesa y ex modelo de Saint Laurent, Carla Bruni. Tras la puesta en escena se halla la figura de la cabeza financiera de la firma y gran amor del artista, Pierre Bergé.


Esbozos de algunos modelos del diseñador


Visitar la retrospectiva de Saint Laurent es adentrarse en una magistral recreación de su universo, impregnarse de su peculiar forma de ver el mundo, de concebir la moda, de amar a la mujer. Es adentrarse en un laberinto de formas sutiles, bañado por la elegancia y la simplicidad de unas creaciones que rozan la perfección. Y, sin embargo, los centenares de maniquís de la muestra parecen observar al visitante con la mirada perdida de la nostalgia por un mundo perdido, el París de la distinción y los grandes bailes.


Arriba: elegante vestido en negro con abrigo blanco.

Abajo: vestido fruto de las ensoñaciones del artista, confeccionado con plumas de aves exóticas.


Al pasar de una sala a otra se van esbozando los rasgos de la compleja personalidad del artista, como si quisiera darnos pistas para llegar al centro de su laberinto. Des de sus primeros años en Dior, pasando por sus musas – representadas por el Hollywood decadente de Catherine Deneuve –, la escandalosa colección 40, la saharianna y sus viajes imaginarios – esos que realizaba por Rusia, India, España, Japón y su Marruecos natal sin levantarse del sillón de su estudio –, el laberinto nos conduce a su centro cuando creemos haber llegado al fin. E


s el último baile. Una sala repleta de espejos e imágenes en color sepia de un baile de antaño, con una majestuosa escalinata color rojo al centro. Cientos de maniquíes parecen moverse al ritmo de la opera de Pavarotti, luciendo los trajes de noche surgidos de la impecable creación del artista.



Arriba: controvertido traje de novia, con forma fálica.

Abajo: trajes chaqueta inspirados en el arte de Monet.


“Soy uno de los últimos privilegiados en conocer los secretos de la alta costura. Espero poder escribir mi nombre en la historia de la moda, al lado de Chanel, de Shciaparelli, de Vionnet”

Yves Saint Laurent


Al lado de la sala de baile, la colección de smokings, una treintena. Su gran obra, su gran hallazgo, que dotó a la mujer de poder, ese poder que Chanel no pudo darle a pesar de cederle la independencia. Pero también el estilo, ese estilo que permanece mientras las modas pasan.



Saint Laurent supuso mucho más de lo que ni tan siquiera él habría imaginado en sus inicios en la moda. Impulsó la aparición y el desarrollo de una nueva identidad femenina durante los años 60 y 70. Creó un nuevo concepto de mujer, revalorizando los estatutos femeninos. La mujer Saint Laurent, sensual y segura de sí misma, no pasa desapercibida. No es un único tipo de mujer, es una personalidad múltiple, alterable.


A veces enamorada, a veces alegre, a veces seductora, a veces…Es la seducción, una síntesis de emociones, una mujer que causa fascinación. Y esa fascinación está presente en toda la muestra, en ese recorrido por la figura del artista, que parece simple y es tan complicado, que parece largo y se hace tan corto, que te contagia de su universo, que te hace abandonar la muestra fascinada por su figura, su obra y, sobretodo, por esa mujer que te guiña el ojo y te invita a ser ella.


“Nada es más bello que un cuerpo desnudo. La prenda más bella que puede vestir a la mujer son los brazos del hombre al que ama. Para aquellas que aún no lo han encontrado, estoy aquí”

Yves Saint Laurent


martes, 9 de marzo de 2010

El glamour de los 50 en los Oscar 2010


Sandra Bulloch con un vestido con pedrería, de Marchesa.

Si ha habido ediciones caracterizadas por un estilo determinado en la ceremonia de entrega de los grandes premios del cine norteamericano, podemos afirmar que la de este año se ha caracterizado por todo lo contrario: estilo libre y colorista para dar la bienvenida a la nueva década cinematográfica. Si se esperaban unos diseños en negro, a tono con la crisis económica que planea a nivel mundial, se han equivocado. Al mal tiempo, buena cara. Eso la industria del entretenimiento lo sabe muy bien: tiempo de crisis, derroche de glamour.

Arriba, Zoe Saldana, con un vestido de Givenchy.
Debajo, Meryl Streep vestida de Chris March

Algunos nombres de actrices han destacado en la alfombra roja. Zoe Saldana, la actriz de Avatar, con su inigualable vestido de Givenchy que poseía una voluminosa falda en degradé de color púrpura. Meryl Streep, coronada de nuevo la más elegante del certamen, con un vestido blanco de Chris March. Penélope Cruz, menos llamativa que en pasadas ocasiones, pero derrochando su encanto enfundada en un vestido en color vino de la neoyorquina Donna Karan. O Kate Winslet, fiel a Yves Saint-Laurent, esta vez con un modelo palabra de honor en color plateado.



Penélope Cruz, de Donna Karan.

Kate Winslet, de Yves Saint-Laurent.

¿Pero que ha destacado en la edición de este año?
Los escotes palabra de honor. Diseños que dejan los hombros al aire y marcan la figura; en recto o en acabado corazón.

Mucho color. Los tonos vivos han teñido el Kodak Theatre de Los Ángeles de optimismo y vigorosidad. Resplandecen los tonos rojos, naranjas, morados, rosas y azules.



Volumen. Muchos de los vestidos que han pasado por la alfombra roja muestran un juego de volúmenes: los cuerpos se ajustan y encorsetan, dejando que el diseño gane volumen en las faldas.

En blanco. El color blanco –y, en su defecto, tonos muy claros como "nude", gris perla, rosa palo...- se ha convertido en un sinónimo de elegancia.




Marc Antony y Jennifer López.



Maria Masdeu.