El pasado viernes 12 de febrero se estrenó en España "Un hombre Soltero", la película basada en una novela de Christopher Isherwood, con adaptación al cine, producción y dirección de Tom Ford.
Este drama romántico, que transcurre en 1962, trata de un profesor homosexual, George Falconer, (interpretado por Colin Firth), que intenta encontrar sentido a su vida, después de sufrir el duro golpe de perder a su gran amor. Aunque está siempre apoyado por su gran amiga Charley (Juliane Moore), es un hombre anclado al pasado, incapaz de ver un futuro sin su amante, y se plantea cuáles son las cosas que dan sentido a la vida.
No es una película frívola, pese a la aparición de un Jon Kortajarena al más puro estilo James Dean, aportando básicamente una cara bonita. La historia narra la invisibilidad de la homosexualidad en los años 60, y de cómo se luchaba por el reconocimiento de esos sentimientos, que ni las personas más cercasna podían entender. La película plantea grandes preguntas sobre cómo vivir después de haber perdido lo que más se quiere, que cosas pueden hacer que te levantes día tras día, sin sentir ese dolor tan agudo que provoca el amor.
Con el debut del diseñador Tom Ford como director, no se podía esperar menos, y en este film, tanto el diseño de los vestuarios como de los espacios, son brillantes. Hasta el último figurante tiene la vestimenta fielmente estudiada y, por supuesto, impecablemente conjuntada.
Acompañada de una gran banda sonora, un juego de imagenes y colores y la actuación estelar de Colin Firth,que hace un extraodinario y nada fácil personaje, nace una película emocionante que te atrapa en una historia de amor dolorosa pero a la vez extraordinariao. Tom Ford hace un gran trabajo como director, abriendose camino en este nuevo terreno de forma espectacular. La mala crítica que puede recibir es que el doblaje al español deja bastante que desear, ya que da la sensación de que algo no encaja. Es recomendable verla en versión original. Lo que también plantea un interrogante es el hecho de que todo esté tan bello y cuidado en las formas, ya que es posible que tanto perfeccionismo llegue a desagradar a un público que no siempre es tan perfecto.
Irene Antolí.
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